Tiempo de milagros

Antología de textos con valores cristianos

Laureano Benítez Grande-Caballero

Editorial Kindle Direct Publishing, 2015

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3.- EL CAMINO

Tiempo de milagros

 

3.1.       ¿Qué estás esperando?

No esperes una sonrisa para ser gentil.
No esperes ser amado para amar.
No esperes estar solo para reconocer el inmenso valor de un amigo.
No esperes el luto del mañana para reconocer la importancia de quienes están hoy en tu vida.
No esperes tener el mejor de los empleos para ponerte a trabajar.
No esperes la nostalgia del otoño para recordar un consejo.
No esperes la enfermedad para reconocer que la vida es frágil.
No esperes a la persona perfecta para entonces enamorarte.
No esperes el dolor para pedir perdón.
No esperes la separación para buscar la reconciliación.
No esperes el dolor para elevar una oración.
No esperes elogios para creer en ti mismo.
No esperes el «te amo»
para decir «yo también».

No esperes a tener problemas para elevar una oración al cielo.
No esperes el día de tu muerte si aún no has amado la vida…

No esperes tener dinero por montones para entonces ayudar al pobre.


¿QUÉ ESTÁS ESPERANDO?

3.2.       En el camino

La felicidad te mantiene dulce,

los intentos te mantienen fuerte,
las penas te mantienen humano,
las caídas te mantienen humilde,
el éxito te mantiene brillante…

Pero sólo Dios te mantiene caminando...

 

3.3.        Pisa fuerte

 

Pisa fuerte el que, aunque sea a lo lejos, divisa una luz que lo orienta y lo acompaña; una luz, que si no le ilumina todo el panorama, al menos le da la claridad suficiente para ver dónde debe poner sus pisadas al caminar.

Pisa fuerte el que sabe que todo paso que da, lo acerca a la meta definitiva; el que no desperdicia las horas, los actos que en ellas realiza; quien de todo saca provecho; quien sabe que nada se pierde.

Pisa fuerte el que encontró un sentido a su vida, una razón de vivir, un por qué, una explicación; y no sólo encontró un sentido a la vida, sino también a cada una de las cosas y de los hechos de la vida.

Pisa fuerte y muy fuerte, el que en los momentos de dolor o de angustia no se deja aplastar, ni desorientar, sino que en esos precisos momentos levanta más alto su cabeza, clava su mirada en el Corazón del Padre celestial y apretando los dientes, las manos tensas y los ojos nublados por las lágrimas, o el corazón lleno de pena, no disminuye su marcha al Padre, ni la desvía, sino que, con paso firme y resuelto, se va acercando al Padre.

Y porque pisa fuerte en la vida, va dejando huellas luminosas que servirán de ruta para muchos otros.

 

3.4.        El avance (HELDER CÁMARA)

 

No, no te detengas.

Comenzar bien es una gracia de Dios.

Continuar por el buen camino, y no perder el ritmo es una gracia todavía mayor.

Pero la gracia de las gracias está en no desfallecer, con fuerzas todavía o ya no pudiendo más, hecho trizas o añicos,

seguir avanzando hasta el fin.

 

3.5.        «Sí, puedo» (EDGAR A. GUEST)

 

«No puedo»:

Es la peor frase que se ha escrito o hablado, haciendo más daño que la calumnia o las mentiras. Creyendo en  ella muchos espíritus fuertes se han quebrantado y con ella muchos buenos propósitos mueren.

Brota, cada mañana, de los labios de quienes no piensan y nos roban el valor que necesitamos durante el día.

Suena en nuestros oídos como una advertencia enviada a tiempo, y se ríe cuando tropezamos y caemos por el camino.

 

«No puedo»:

Es la madre de la iniciativa débil; es quien prohíja al terror y al trabajo a medio hacer.

Debilita los esfuerzos de inteligentes artesanos, y hace del que labora un indolente conformista.

Envenena el alma del hombre con visión, aplasta en su infancia muchos planes.

Saluda al trabajo honesto con abierto desprecio y se burla de las esperanzas y los sueños del hombre.

 

«No puedo»:

Es una frase que nadie debiera pronunciar sin ruborizarse; el pronunciarla debiera ser motivo de vergüenza.

Diariamente aplasta la ambición y el valor; devasta el propósito del hombre y acorta sus metas.

Despréciala con todo tu odio por el error que inculca; rehúsale el alojamiento que busca en tu mente.

Ármate contra ella como contra una criatura de terror y todo lo que soñamos algún día lo obtendremos.

 

«No puedo»:

Es la frase que, para la ambición, es un enemigo emboscado que busca destruir nuestra voluntad. Su presa es, para siempre, el hombre con una misión y se inclina tan solo ante el valor, la paciencia y la habilidad.

Ódiala, con odio profundo y permanente, porque una vez bienvenida, quebrantará a todo hombre, sin importar la meta que esté buscando. Más bien, sigue intentándolo y respóndele a ese demonio diciéndole:

 

«Sí, puedo»:

Los que amamos a Dios, sabemos que Él todo lo puede y en Él nosotros lo podremos: «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece». (Filipenses 4:13).

 

3.6.        13 cosas que aprendí en el Arca de Noé  (JAIME DUARTE Q.)

1.-  Es importante ser puntual a la cita y no llegar después de la hora fijada para la salida.

2.- Recuerde que todos somos diferentes, pero estamos en el mismo barco.

3.- Planea el futuro: no estaba lloviendo cuando Noé comenzó a construir el Arca.

4.- Nunca te sientas viejo a pesar de que alguien diga que tu tiempo ya pasó, y que
a tu edad ya no puedes hacer nada grande que valga la pena solamente porque
tienes 600 años.

5.- No hagas mucho caso a los criticones; continúa con el trabajo que Dios te ha
encomendado.

6.- Todo lo que hagas y construyas procura hacerlo con alta calidad, a pesar de que  no seas profesional, ni sea eso lo que tú sabes hacer.

7.- Al buscar compañía para tu viaje en la vida, busca una que verdaderamente sea
afín a ti. Polos opuestos pueden atraerse, pero no van a lograr mucho. Además
tienes que encontrar una pareja que tenga tu misma espiritualidad, para que
juntos se animen a seguir caminando hacía el Arca.

8.- Si sientes que tu progreso espiritual es lento, no te desesperes. Más que rapidez,
Dios quiere perseverancia; recuerda que las tortugas estaban a bordo, así como
los caballos, los linces y otros animales veloces.

9.- Aunque al principio te sientas solo y recibas burlas, a la larga tiene su
recompensa el tratar de vivir la Palabra de Dios.

10.- No desprecies los esfuerzos que hacen los sencillos por logar algo. Recuerda:
El Arca fue construida por amateurs, mientras que el Titanic fue construido por profesionales.

11.- Dios nos ama a todos y quiere que todos se salven, pero solamente se salvará
aquel que haga la voluntad de Dios.

12.- Dios solamente mandó construir una sola Arca, y los que lo amamos debemos
construir esa Arca; no andar cada quien construyendo la suya, sólo porque no
nos gustó algo que nos dijo Noé.

13.- No importa cómo sea la tormenta en la que estés. Si permaneces con Dios, siempre habrá para ti un arco iris esperándote.

EL ÉXITO NO ES PARA QUIENES PIENSAN QUE PUEDEN HACER ALGO… SINO PARA QUIENES LO HACEN

 

3.7.        Fácil y difícil

Fácil es ocupar un lugar en la agenda telefónica; difícil es ocupar el corazón de alguien.

Fácil es herir a quien nos ama; difícil es curar esa herida.

Fácil es dictar reglas; difícil es seguirlas.

Fácil es soñar todas las noches; difícil es luchar por un sueno.

Fácil es exhibir la victoria; difícil es asumir la derrota con dignidad.

Fácil es admirar una luna llena; difícil es ver su otra cara.

Fácil es tropezar con una piedra; difícil es levantarte.

Fácil es disfrutar la vida todos los días; difícil es darle el verdadero valor.

Fácil es orar todas las noches; difícil es encontrar a Dios en las cosas pequeñas.

Fácil es prometerle a alguien algo; difícil es cumplirle esa promesa.

Fácil es decir que amamos; difícil es demostrarlo todos los días.

Fácil es criticar a los demás; difícil es mejorar uno mismo.

Fácil es cometer errores; difícil es aprender de ellos.

Fácil es llorar por el amor perdido; difícil es cuidarlo para no perderlo.

Fácil es pensar en mejorar; difícil es dejar de pensarlo y solamente hacerlo.

3.8.        Sigue adelante

 

Cuando las cosas empeoran y el momento es de crisis, no pienses que todos tus esfuerzos han sido en vano. Sigue... Tal vez todo haya sido para mejor. Sonríe... y experimenta otra vez. Puede ser que tu aparente fracaso sea la puerta mágica que te conducirá a una nueva felicidad que todavía no has conocido.

Puedes estar debilitado por la lucha, pero no te consideres vencido: eso no quiere decir derrota. No vale la pena gastar tu precioso tiempo en lágrimas y desesperación. Levántate, y sigue adelante. Si guardas en tu mente el objetivo de tus aspiraciones, tus sueños se realizarán.

Aprende con los errores, cosecha experiencia de tus dolores, y llegará el día en que dirás: «Gracias a Dios. Lo intenté una vez más y reencontré la paz, el amor y la felicidad».